lunes, 14 de mayo de 2012

La arboleda


Todas las palabras no sirven para nada si mi parte compartida se niega a escucharlas.

La guerra nos separó; nos dejó esperando a la esperanza en lugares olvidados. Tú te fuiste al polo. Yo me mantuve en el trópico. Y siempre soñé con verte en el ecuador; en el punto medio entre mi juicio y tu razón. Los años pasaron y fuimos sumando desaciertos, otras sorpresas sin embargo fueron añadiéndose solas. Y poco a poco los abismos se fueron estrechando dejando fuera la displicencia de la que siempre se caracterizaron.

El drama terminó y volví a mi tierra. Allí planté una arboleda en homenaje a ti. Un árbol por cada vez que te he odiado. Un árbol por cada vez que te he querido.

Con el paso de las estaciones los árboles del odio no sobrevivieron. Desde aquél preciso instante me di cuenta de que los árboles del querer eran tan robustos que jamás podían morir. Y si algún día el clima o el paso del tiempo les debilitaba o les deteterioraba, yo siempre estaría allí hasta el final para protegerlos.
 




lunes, 7 de mayo de 2012

No eres la casualidad

Cinco siglos como siempre no son casualidad, alguien tuvo que decidir como debía pasar el tiempo. Y el destello de tus ojos no es casual amiga, hermana, pieza... Me miras bajo el umbral del pasado, sabiendo que mi inconsciente te sintió en una parte remota de la historia.

Porque no creemos en la casualidad. Porque está todo escrito. Porque ellas nos protegen.

Y con nuestro humo nos vaciamos de lo que este mundo nos arroja y con nuestras manos irreales borramos los estigmas que nos han proporcionado durante estos años. Y no podrán cambiar jamás un ápice de nuestro amor irracional por las que nos regalaron el origen.

Nos dimos cuenta pues de que nos encontrábamos en la dicotomía entre nuestra libertad y entre el encadenamiento al que estábamos sujetas desde el primer segundo, y en el que se encontraban todos a los que nos debemos. De manera recíproca somos dueñas de cientos de fragmentos.

Yo soy ama y esclava.

Sentada sobre simples reproducciones encuadernadas de las fascinantes obras de Chagall, sólo puedo escucharla a ella. Su voz entona una canción de León Gieco y todo se detiene. La casa se acongoja pero nosotras nos atravesamos con la mirada y afortunadamente parece que al fin todo tiene un sentido. Y ella sigue cantando sin freno.

Ella es poesía, y su vida... Viviendo, sí, nada más.

No deja que cumpla con mis obligaciones. El tiempo se ralentiza y finalmente nos detenemos hipnóticas. Es entonces cuando su autora baja por unas escaleras suspendidas que conectan estos dos estados de las cosas y le coje de la mano. Ya están juntas otro día más; un segundo más para el ángel, uno menos para su piel. Y es en ese breve instante cuando ella le canta su canción. Una canción sin nombre, su mejor regalo.

¿Y cómo no reirá? Si sabe que el reino de los cielos es de ella. 






sábado, 5 de mayo de 2012

"Resumen de Noticias" Silvio Rodriguez.



Que nos explica quizá: 

He estado al alcance de todos los bolsillos, porque no cuesta nada mirarse para adentro. He estado al alcance de todas las manos que han querido tocar mi mano amigamente Pero pobre de mi! no he estado con los presos de su propia cabeza acomodada, ni he estado en los que ríen con sólo media risa los delimitadores de las primaveras. No he estado en los archivos ni en las papelerías y se me archiva en copias y no en originales, no he estado en los mercados grandes de las palabras pero he dicho lo mío a tiempo y sonriendo No he estado enumerando las manchas en el sol pues se que en una sola mancha cabe el mundo, he procurado ser un gran mortificado para si mortifico no vayan a acusarme. Aunque se dice que me sobran enemigos todo el mundo me escucha, bien quedo cuando canto, yo he preferido hablar de cosas imposibles  porque de lo posible se sabe demasiado. He preferido el polvo, así, sencillamente pues la palabra amor aun me suena hueco, he preferido un golpe así, de vez en cuando porque la inmunidad me carcome los huesos. Agradezco la participación de todos  los que colaboraron con esta melodía, se debe subrayar la importante tarea de los seguidores de cualquier nacimiento. Si alguien que me escucha se viera retratado sépase que se hace con ese destino, cualquier reclamación que sea sin membrete buenas noches amigos y enemigos

jueves, 3 de mayo de 2012

Cuando aún existían las gorristerías

No sabemos que sucedió con aquellos espacios decorados minuciosamente y con aquellas cortinas aterciopeladas color verde. Nos contaron que poco a poco fueron desapareciendo pero no nos desvelaron su final.

Recuerdo el olor a puro y los tirantes color marrón; el tacto de la madera de roble y el sabor del café que llegaba en barco semanas más tarde.

La inmediatez se conseguía con el contacto visual y con la respiración a tan sólo veinte centímetros. El lugar se llenaba de eufemismos y de largas conversaciones, o por lo contrario de unos tímidos pero intrigantes silencios.

Pero ahora las calles reniegan de su pasado y se establecen dentro de un conflicto presente entre lo que ellas quieren y lo que ya no son. Y la gente sube y baja por donde estaba la antigua gorristería, un espacio que ya no existe, una palabra desconocida que ya carece de todo sentido. Y ¿cómo recordar al vacío?

Los viandantes se cruzan continuamente con el transcurso de la vida; de la que está y de la que ya no está, y son capaces de percibir por su propia voluntad las múltiples historias que debieron quedar en algún lugar de las losas grises. Unas losas ya tristes después de soportar durante tanto tiempo el peso y el dolor de la indiferencia.

Las olvidadas aceras que aún sujetan los metros de hormigón descansan inocentes, paradójicamente en un mar de latidos y de suspiros. Ahora ya se percibe la fragancia de la soledad de la urbe, y se escucha también el murmullo intolerante de los pasos de aquellos que día a día son capaces de observar los retales de lo que viene y va, pero que adormecidos en el sueño de la cultura de la aceleración no son tan ágiles como para pretender interesarse por lo que ya se fue.






miércoles, 2 de mayo de 2012

Las mujeres del habitáculo.


Es una completa extraña,
al borde de mi habitáculo.
No sé que hace aquí.
No sé quién está detrás de esa puerta.
Ni dentro.

Yo estoy dentro, y ella no.
No sé cuando me fui.
No sé si quedarme.
Ni sé cuando me iré
Ni sé si me quedé.

Contemplo aquí,
con esta extraña que me observa.
Y curiosa me pregunta.

Yo no sé quién es.
Ni porqué está aquí.
Parece una extraña mujer,
que perdida,  se busca
y no se encuentra.
Porque yo no sé.
Desconozco este habitáculo.

El Seol.


Soles en el mar
encuentran lluvias.
Tibias.  Tibias.
Duermen pájaros del Seol,
cantan golondrinas.

Llueve eterno en mi ser.
Cantos enfurecidos.
Cantos de tristeza.
De una pena fría

Llueve en el mar.
Duerme allí la luz.
Duerme allí, tu.

Las tormentas del alba
me entristecen con calma.
Y canto al fin 
cuando llueve rápido en mi cama.

Llueve más de lo alcanzado
con  la vista.
Llueve calido en el alma.

Y el sol 
está con los pájaros,
migrando al infinito.
Ven la sombra 
de quien ya no palpita, no.

El Seol.

No palpita mi aura.
Canto. Y la arena
suave en mi cama,
roza mis pies descalzos.

La calma embriaga,
ahora mi playa.
Y adormece la mirada.
Cuando llueve, siempre un Seol.

Siempre carga destellos
de nada.
Lluvia y calma.
La sal de mis pies
es algo en ascuas.

Canto. Sal. Arena. Seol. 
En mi alma siempre
una lluvia y su borrasca.